¿Hay que tener en cuenta aspectos de actitud cuando calificamos una materia?

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Hace unas semanas publiqué el artículo Calificar al final de una evaluación formativa, que era la continuación de otro artículo Evaluar sin calificar: mi experiencia. Recibí bastantes comentarios y tuvimos algún debate muy interesante en twitter. Y creo que, a partir de todo aquello, puede ser interesante que explique porque creo firmemente que no es conveniente tener en cuenta aspectos de actitud cuando calificamos una materia.

Eso sí, antes de argumentarlo, se necesitan unas previas que ya se citan en los otros artículos pero hay que tener muy presentes. Si no está de acuerdo con estas previas, entonces ya puede dejar de leer. Yo me baso en ellas para calificar.

  1. En la escuela y en los institutos, lo que realmente debe importar es el aprendizaje. Todo lo que hacemos es para que el alumno aprenda.
  2. Las calificaciones no son una fuente de motivación. Varios estudios indican que las calificaciones sólo motivan a los alumnos que ya obtienen calificaciones excelentes. A los demás alumnos, en todo caso, les asustan. Y el miedo nunca es una buena fuente de motivación, aunque nos pueda mover temporalmente a realizar determinadas acciones.
  3. Las calificaciones deben permitir que el alumno sepa donde ha llegado. En su camino hacia el logro excelente de las competencias, ¿donde se ha quedado? ¿Ha llegado a este logro excelente? La mayoría seguro que no, por eso es excelente. ¿Se ha quedado al logro notable?
  4. Las calificaciones deben intentar ser justas (sin sesgos) y deben tender a la equidad.
  5. Hay que tener presente que los profesores/as tenemos muchas herramientas, aparte de las calificaciones, para intentar mejorar el aprendizaje de los alumnos. MUCHAS!

Con estas previas, intentamos ver qué pasa cuando sí tenemos en cuenta aspectos de actitud en las calificaciones de una materia. ¿Y qué veremos? Que con muy buena voluntad, nos saltamos estas previas. Y por lo tanto, los alumnos ven que tenemos un discurso (lo importante es el aprendizaje, no las calificaciones) y realmente fomentamos otro. Vamos.

Tareas fuera de plazo o deberes

Empezamos por un caso muy típico. Supongamos que, de vez en cuando, ponemos tareas para que los alumnos hagan en casa. No voy a entrar ahora en el debate de deber sí o deberes no. Sólo suponemos que son tareas creativas y que dejamos tiempo suficiente para que las vayan haciendo. ¿Debemos tener en cuenta en la calificación que las han entregado todas y a tiempo? Hay que tener en cuenta que hablo de actitud, por tanto, no hablo de si demuestran aprendizaje de la materia. Sólo digo si tenemos que valorar el hecho de que las entregue y en el plazo. Supongamos que sí lo tenemos en cuenta. Y que, a final de trimestre, el alumno obtiene unos puntos extras por esta actitud (positivos o negativos). Hemos roto algún de las previas iniciales? ¡Pues claro!

La primera, ya nos la hemos saltado: el aprendizaje ha dejado de ser lo que importa. Ahora lo es que tengan una actitud concreta.
La segunda, también: estamos dando puntos extras para motivar al alumno a seguir en la misma línea o estamos sacando puntos para que salga perjudicado y esto lo motive a mejorar.
La tercera, igual: el alumno no sabe dónde se ha quedado, ya que se ha mezclado actitud con aprendizajes de la materia y, por tanto, no sabe dónde está.
Y la cuarta, también cae: ¿por qué el alumno no hace los deberes? Hay que vigilar con la equidad, que aquí puede tambalearse. ¿Conocemos realmente las dificultades o la mochila que tiene el alumno? Alguien me dirá que sí, y que si conocemos las circunstancias, a algunos alumnos no les perjudicaremos. Y aquí salta por los aires la justicia. ¿Es justo no perjudicar al que sabemos que tiene dificultades y no hacerlo en el que no sabemos si las tiene? Es más, ¿es justo premiar al que sabemos que tiene todos los recursos que necesita y más (familia implicada, profesor particular…) y que hace los deberes por el apoyo que recibe? ¿Porque se merece él más puntos si el mérito no es suyo sino de su entorno?

Como veis, introducir deberes y plazos de tareas nos abre una puerta donde ser justos y equitativos puede ser casi imposible.

Esfuerzo

Otro caso muy habitual, la conocida cultura del esfuerzo. Sin lugar a dudas, soy de los que creo que se debe fomentar. En muchos niños y adolescentes, es difícil ver un esfuerzo real y sostenido. Seguramente la sociedad de la inmediatez no lo fomenta. Y es muy necesaria, así que la debemos fomentar. ¿Pero hay que tenerla en cuenta en la calificación? Vemos qué pasa si lo hacemos.

Empezamos por el alumno que se esfuerza mucho. Hace todas las actividades, pregunta cuando tiene dudas, rehace lo que no ha hecho bien, entrega trabajos extras… pero aún así su aprendizaje no llega al mínimo que esperamos. Aquí habría que hacer otro artículo hablando de cómo es posible que un alumno que hace todo esto y no tiene ninguna dificultad cognitiva no llega al mínimo, igual nosotros tenemos que hacer algo mejor. Pero eso sería otro artículo. Supongamos que el alumno no llega al mínimo de los objetivos previstos.

Si le regalamos puntos extras por el esfuerzo, sólo le engañemos a él y a la familia. Y le quitamos oportunidades (¡ay la equidad!). ¿Por qué? Porque si ha aprobado, todo el entorno va a considerar que el alumno ha alcanzado los objetivos. No hay que buscar más ayuda. El alumno lo ha conseguido. Y comienza a arrastrar carencias que, al igual que una bola de nieve, se irán haciendo grandes. Mucho mejor detectar las dificultades y empezar a poner soluciones para superarlas en lugar de engañarle con buena voluntad.

Pero volvamos a las previas iniciales. ¿Las hemos cumplido?

La primera ya la hemos vuelto a olvidar. El aprendizaje no es lo importante, ya que el alumno no lo logra y no ha pasado nada.
La segunda, también cae. ¿Por qué le regalamos puntos? Para que no se desmotive y siga esforzándose. Las notas como motivación.
La tercera tampoco se cumplirá, que el alumno se piensa que ha logrado lo que no es verdad. Alguien dirá que ya se lo explicaremos. Lo que queráis pero el alumno ve que ha aprobado.
Y la cuarta, nada de nada. Adiós a la equidad, ya que puede que le estemos privando de medidas de apoyo personalizadas. ¿Y a la justicia? ¿El esfuerzo es realmente del alumno o es del entorno que le pone profesor o un hermano que la ayuda o la familia? Que difícil es ser justo para valorar el esfuerzo de alguien que sólo podemos ver unas pocas horas a la semana.

Un apunte: cuando hablo en estos términos, muchas personas entran en una contradicción curiosa. Enseguida me dicen que estamos enseñando también para la vida y que, por ejemplo, si entregas tarde unos papeles a hacienda, tendrás un recargo. Por lo tanto, hay que exigir con las calificaciones los plazos. Y, en cambio, para el esfuerzo, parece que se olvidan. Si a Hacienda le cuentas que has cometido un error haciendo la declaración de renta pero le enseñas todos los cálculos que hiciste, todas las horas que dedicaste, todo el esfuerzo que pusiste… ¿Hacienda perdona la multa? La contradicción es clara. Según el caso quieren aplicar que la vida no se lo permitirá (y es falso, que en mi centro siempre hay alguien que llega tarde a las reuniones y nadie le ha tocado el sueldo) y según el caso se vuelven caritativos y olvidan que la vida es diferente. Un claro sesgo personal y, por tanto, poca justicia.

Otros casos

Podría seguir con la participación en clase, con alumnos que encontramos copiando en un examen, con los que copian los deberes, etc. Todo esto son aspectos de actitud. Nada que ver con el aprendizaje previsto en la materia. Introducirlo vuelve a crear problemas con las previas que hemos enunciado y, especialmente, con la equidad y la justicia.

Y una cosa es clara. Si de un alumno no he podido recoger evidencias de su aprendizaje, ya sea porque no ha entregado tareas, porque ha copiado en un examen y, por tanto, no sé qué sabía él, o por cualquier otro motivo, deberé calificarlo como un suspenso. La falta de evidencias es un signo de no logro de objetivos.

Objetivos de actitud

Muchos profesores programamos objetivos de actitud en nuestra materia. Y es muy lógico, porque hace de los alumnos mejores personas y también porque mejoran su aprendizaje. ¿Estoy diciendo que no los debemos programar? ¡No! Claro que lo tenemos que hacer. ¿Y no tenemos que evaluar? ¡Claro que sí! Lo único que pido es que no lo califiquemos. Por todo lo que he dicho antes y porque, de hecho, ya está en la calificación. Es la consecuencia. Si el alumno no hace los deberes, no aprenderá las habilidades y/o conceptos que queremos. Y por tanto, la calificación final ya será más baja que si los hiciera. Pero no porque la hayamos penalizado, sino porque su aprendizaje ha sido menor de lo esperado. La calificación, sin buscarlo, ya lleva implícitos aspectos de actitud.

Evaluar aspectos de actitud, sí! Calificarlos, no!

Los profesores/as tenemos muchas herramientas para intentar mejorar el aprendizaje de los alumnos

Y aquí llega la quinta previa que parecía que había olvidado. Si un alumno se esfuerza, no hay que dar puntos extras. Pero sí hay que valorarlo, hay que animarle a seguir, felicitarle, guiarlo para que enfoque mejor este esfuerzo para conseguir más aprendizaje. Todas estas accions y más, sí las podemos realizar.

Y también en el otro lado. Si alguien no entrega las tareas, habrá que realizar acciones. Habrá que hablar con él/ella. Reflexionar. Quizás firmar un contrato de compromiso. Implicar a la familia. Y muchas más acciones. No me sirve decir que un alumno que ha copiado los deberes, si no le ponemos un cero no le hacemos nada. Hay muchas herramientas, no es necesario usar las calificaciones para castigar. Se carga todos los principios que hemos mencionado. Pero sí que hay que emprender acciones.

Recoger evidencias de estos aspectos de actitud es muy importante. Y, sobre todo, para la equidad. Me gusta mucho la siguiente imagen de la equidad (desconozco el autor).

La equidad es justamente eso, poner cajas sólidas para que los que tienen más dificultades también puedan llegar a la valla. Las calificaciones no son cajas. No construyen aprendizaje. Si las dificultades son con competencias específicas de materia. habrá que buscar apoyos adecuados (atención individual, adecuación de objetivos, personalización de tareas, etc). Eso sí son cajas. Pero hay que detectar estas carencias sin enmascararlo con el esfuerzo, la participación…

Y decía que era importante recoger también las evidencias de los aprendizajes de actitud, sin calificarlos, para poner también las cajas sólidas en este sentido. Entrevistas con la familia, apoyo del departamento de orientación, etc.

Aclaraciones finales

Primera aclaración: lo que no vale ahora es a malinterpretar el artículo y decidir que los alumnos tienen que hacer lo que quieran durante el trimestre y jugárselo todo en el examen final y el que sabe, sabe y el que no, no. Este artículo es el tercero de la serie. Lo englobo dentro de una evaluación formativa y formadora sin calificaciones durante el trimestre y con la mejora de tareas como eje importante. Sólo así tiene sentido.

Segunda aclaración: en Cataluña estamos obligados a calificar a final de curso una materia que se llama Ámbito Personal y Social. Esta materia sí recoge estos aspectos de actitud, pero recoge muchos más: trabajo en grupo, autonomía, responsabilidad, pensamiento crítico, etc. Ya me gusta que en el informe final aparezcan. Informar al alumno sobre el cumplimiento de estos objetivos es positivo. Lo que no me parece correcto es que cuente como un materia más a la hora de hacer repetir un curso a alumnos. Si no aprueba Castellano, Matemáticas y Ámbito personal y social, debe repetir. Lo encuentro poco adecuado (de hecho la repetición ya la encuentro habitualmente poco adecuada, pero esto también sería otro artículo). No me creo que ningún alumno pueda aprender mejor estas competencias personales y sociales repitiendo curso que pasando al siguiente.

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5 comentarios en «¿Hay que tener en cuenta aspectos de actitud cuando calificamos una materia?»

  1. En l’avaluació qualificadora actual amb notes AS, AN, AE, NA no passa un alumne d’ un nivell a un altre per l’actitud, segons el meu punt de vista.
    Que cada docent tingui en compte el treball de l’alumne i la relació d’aquest treball amb els objectius d’aprenentatge de la matèria forma part de l’avaluació formadora i formativa. Fer-ne una traducció a punts per afavorir un tipus de motivació no perjudica l’alumne sempre que no sigui la motivació fonamental. Potser el teu company que arriba tard, si se li tingués en compte a efectes de sou, seria més puntual.
    La procrastinació, la llei del mínim esforç… no són més que realitats i podem usar diferents eines ben legítimes per combatre-les sempre que no perjudiquin l’alumne.
    Penso que fas una mica de demagògia amb el tema deures. Les famílies intervenen molt a primària i aquí sí que et dono tota la raó, però a secundària cal confiar en els alumnes i donar-los l’oportunitat de créixer. Els qui vulguin, puguin i també socialment buscar els recursos necessaris per ajudar els que ho necessiten. No demanar res a ningú perquè n’hi ha alguns que tenen dificultats porta a una falta d’estímuls a tots.

    1. Hola Montse,
      la recerca que he llegit, indica que majoritàriament utilitzar la qualificació com a mesura de sanció no té efecte directe en la millora dels alumnes. Sempre hi haurà algun alumne que potser sí que li serveix, però el que ens diu la recerca en aquest sentit és que habitualment no és una bona pràctica. En canvi, la recerca sí que indica que, en el cas dels treballadors, utilitzar el sou com a mesura de sanció sí té una incidència directe. Massa vegades fem aquesta translació de sou a notes, que és cap on ens empeny la lògica, però sembla ser que no són equiparables. Per tant, no seré jo qui culpabilitzaré a ningú que ho utilitzi, però jo no ho utilitzo.
      Si, tal com dius l’actitud no fa que un alumne canvi de nivell d’assoliment competencial, llavors ja estem d’acord. En aquest cas, l’actitud no afectaria a la qualificació final. Però, pel que veig al meu entorn, crec que en molts casos sí que es produeixen canvis, tant per millorar com per empitjorar. Pot ser un biaix meu, a causa del meu entorn, no t’ho nego.

      Pel que fa al tema de deures, el mateix. No tinc recerques ni estadístiques de quins són els motius que fa que els alumnes facin els deures. Per la meva experiència (tant esbiaixada com vulguis), descomptant aproximadament una quarta part d’alumnes de secundària que sí són autònoms i responsables, la resta venen marcats clarament per l’entorn. I, com deia a l’article, és poc equitatiu premiar al que té suport i penalitzar al que no. Quan, de totes maneres, aquest «premi» o «penalització» ja es veuran reflectides a la qualificació final, ja que qui faci deures aprendrà més i, per tant, assolirà millor els objectius. A la recerca em remeto altre cop. De manera majoritària (sempre hi ha excepcions), baixar punts a un alumne per no fer els deures no poduïrà que a partir de llavors els faci. Si així fos, ja em semblaria bé aquesta motivació que, com diu, no perjudicaria a l’alumne. Però compte que si no produeix que comenci a fer els deures (i segons la meva experiència no ho produeix), sí que el perjudica, ja que obté una qualificació pitjor que els assoliments reals.

      I, on coincidim plenament, és en la darrera frase. L’equitat no és no demanar res a ningú perquè alguns tenen dificultats. Clar que no! Justament al principi de la pandèmia em queixava de la mesura del conseller de no permetre avançar currículum ni fer activitats avaluables perquè uns quants tenien dificultats de connexió. L’equitat és donar recursos als que tenen més dificultats, no trauren als que no en tenen tantes. Justament per això jo qualifico mirant quin assoliment ha tingut cadascú al final. Si pel camí he detectat dificultats en alguns, no els penalitzo, al contrari, hi poso més recursos per aconseguir que arribin a assolir els objectius.

      En tot cas, com en dic en la majoria dels meus articles, només escric les meves reflexions, després de molts lectures i moltes hores de treball a l’aula. Si serveix per repensar les coses, encara que sigui per estar-hi totalment en contra, ja ha estat útil.

      Gràcies per compartir també la teva opinió.

  2. Buenos días, lo primero gracias por tu artículo, me abres una gran puerta a un mundo totalmente desconocido como es el de «No calificar la ACTITUD». Soy profesor de Educación Física con más de 20 años de experiencia y me va a costar mucho cambiar este «chip», pero lo voy a intentar porque estoy de acuerdo en bastantes cosas (aunque haya algunas que todavía «no veo»).
    Un saludo y gracias

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