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Artículo publicado inicialmente dentro de la Comunidad Profesional para la Transformación Educativa (GeG Spain)
La evaluación inicial (evaluación diagnóstica) creo que es clave. Si no sabemos cómo son de competentes nuestros alumnos, difícilmente podremos trazar una ruta para que les mejoren.
A partir de ahí, muchos centros generan informes de evaluación inicial. No es exactamente lo mismo, ya que muchas veces se pasa de conocer el punto de partida de los alumnos a informar a la familias de como ha ido el inicio de curso. Son dos cosas muy distintas. Seguramente necesarias las dos, pero muy distintas.
Si me centro en la segunda, informar a las familias, es habitual que en estos informes de evaluación inicial aparezcan comentarios de los profesores. Digo habitual, aunque, si se generan estos informes, creo que deberían ser imprescindibles. También es habitual dar alguna calificación en escala numérica o en escala de ítems. Por desgracia, creo que es más habitual dar las calificaciones (que yo no daría) que los comentarios.
Ya llego a la cuestión que quería. Cuestión que serviría igual para los comentarios de evaluación trimestrales o finales. En estos comentarios, aparece muchas veces el concepto «esfuerzo». Está claro, sin esfuerzo difícilmente hay aprendizaje. Puede ser muy motivador, pero para aprender hay que dedicar tiempo y atención, y eso requiere un esfuerzo.
Por tanto, tengo muy clara la necesidad de que el alumno se esfuerce y creo que parte de nuestra misión es fomentarlo, pero no creo que aporte mucho en los comentarios de evaluación. Es más, creo que es un cajón de sastre que nos distrae.
Me explico. Normalmente, se usa en positivo «Hay que felicitarle por su esfuerzo», en neutro «debe seguir esforzándose para…» o en negativo «debe esforzarse más». Seguro que las tres se corresponden con lo que el profesor ha observado, pero al indicarlo, normalmente se pierde la finalidad. ¿Esforzarse en qué?
Lo lógico sería que en los comentarios indicáramos aquello que el alumno no está logrando, aquellos objetivos en los que tiene más dificultad, aquellos aspectos que está asimilando correctamente, las competencias en que más ha mejorado, etc. Y dar indicaciones para que siga su mejora (aunque no siga el camino previsto).
Para esas indicaciones, creo que es mejor indicar cosas mucho más concretas que «el esfuerzo». Igual le recomendamos que prepare esquemas o mapas mentales de los conceptos trabajados en las situaciones de aprendizaje, o que dedique más tiempo a memorizar los verbos irregulares, o que revise bien la ortografía de los textos que escribe, etc. Claro que todo esto es esfuerzo, pero son medidas concretas.
Yo, en mis comentarios, suelo evitar utilizar la palabra esfuerzo e intento concretar a qué debe dedicar el alumno ese esfuerzo