Hablemos de móviles, familias, adolescentes y escuela

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A menudo hago dinámicas con los alumnos para tratar temas de competencia digital, especialmente temas de seguridad, responsabilidad, imagen, etc. La semana pasada tocó 3º de ESO y hablábamos sobre el uso excesivo de pantallas. Ellos mismos eran conscientes y, concretamente, el 75% creía que sería recomendable que redujera el uso.

Lo que más me sorprendió fue la respuesta a la pregunta: «¿tienes o has tenido alguna aplicación de control parental instalada?»

Les expliqué que era, que la mayoría no entendía la pregunta. ¿Resultado? Sólo el 7% tenía o había tenido una aplicación de control parental. Hoy no sé si escribo el artículo como padre o como educador, seguramente un poco de cada. ¿De verdad creemos que los alumnos, por mucho que les indiquemos que deben hacer un uso responsable, se controlarán solos?

Ya hace tiempo que escribí un artículo hablando sobre esto, Adictos al smartphone. Hoy quiero volver a insistir. No soy psicólogo ni pedagogo, aunque, como decía aquel, he leído mucho sobre el tema. No me atrevería demasiado a hacer recomendaciones generales, pero sí puedo contar mi experiencia. Una de las ventajas de tener varios hijos, dejadme mantener la privacidad del número exacto, es que con el tiempo aprendes algo.

A menudo resurge la polémica sobre si hay o no que prohibir el móvil en los centros. Que es una herramienta interesante, que distrae del estudio, que permite nuevas posibilidades, que hay peligros … La solución fácil siempre es la prohibición. Pero, ¿por qué las familias no asumimos nuestra responsabilidad? Si nosotros damos este aparato a nuestro hijo/a, ¿por qué no somos nosotros los encargados de controlar su uso? ¿Por qué en un tanto por ciento muy elevado la familia se desentiende?

Es difícil poner una edad en la que un niño/adolescente ya puede tener un móvil. Yo decidí dárselos, de manera consensuada, al iniciar 2º de ESO. No tengo claro si lo hice demasiado temprano. ¡Seguro que no era demasiado tarde! Eso sí, lo primero que instalé fue una aplicación de control parental. Sí, hay muchas y después explicaré las dos que yo he utilizado y sigo utilizando.

Hay un montón de artículos que demuestran como las pantallas nos llaman. Aplicaciones que se diseñan con el fin de entrar a menudo esperando la recompensa de un like o de un comentario. Juegos adictivos para que no dejamos de jugar… Lo sabemos. Todo está diseñado para engancharnos. ¿Cuántos adultos no están demasiado pegados? ¿Y no haremos nada para saber qué uso hacen nuestros hijos/as?

Hay que acompañarlos. Y creo que la mejor manera es con una aplicación de control parental que mantenga su privacidad, pero nos proporcione la información del tiempo que pasan y de las aplicaciones que tienen. Siempre tendremos que pactar y hablar: ¿por qué los instalamos el control? ¿qué podremos ver? Si detectamos un uso poco recomendable, habrá que hablar con ellos. Explicar bien lo que creemos que no hacen correctamente. La aplicación nos dará un montón de información que nos permitirá establecer una conversación sobre el uso más adecuado.

¿Qué aplicaciones recomiendo para Android?

Como decía, yo he probado exhaustivamente dos aplicaciones: Screen Time y Family Link. He probado las versiones de Android, que son los teléfonos que corren por casa. Las dos tienen características muy similares que me gustan mucho. Screen Time fue la primera que utilicé, pero en el último año he cambiado. Básicamente por un cambio de móvil de uno de mis hijos. Con el nuevo móvil, la aplicación no funcionaba bien y no lo supimos resolver ni con la ayuda del servicio técnico. Así que dejé de pagar, ya que la versión completa tiene un coste aproximado de 30 € por familia y año (puedes tener tanto hijos como quieras) y me pasé a Family link que es gratuita (aunque no descarto que Google aproveche los datos de uso del dispositivo para ves a saber qué).

En todo caso, en las dos puedes definir un tiempo máximo que se puede utilizar el teléfono. Una vez terminado el tiempo diario, ya no se puede utilizar. En el caso de Screen Time, se pueden definir aplicaciones que sí se pueden utilizar una vez agotado el tiempo. En el caso de Family link, una vez acabado el tiempo, sólo se pueden realizar llamadas. Básicamente esta es la función importado: controlar el tiempo que se pasan. Lógicamente, los padres y las madres podemos ver en qué aplicaciones han invertido el tiempo, pero sin ver exactamente lo que han realizado. No podemos leer las conversaciones de whatsapp, ni los mensajes que han puesto en el instagram, pero sí cuánto tiempo han estado en cada una. Además, se pueden bloquear aplicaciones concretas. Y, en el caso del Family link, especificar un tiempo máximo para cada aplicación concreta (a parte del límite de tiempo total). Creo que mantener su privacidad es importante y es signo de confianza.

Como en todo, hay que provocar la conversación. ¿Qué haces con esta aplicación? ¿Para qué sirve? ¿Me enseña un ejemplo? Pero siempre mejor que sean ellos los que nos lo muestren.

En las dos se puede controlar la ubicación si se activa. En mi caso no lo he considerado necesario. La confianza es lo suficientemente grande para no necesitarlo. Pero, si nunca se rompe, está bien que la posibilidad temporal y sea. Pero, si son un poco habilidosos, es muy fácil de esquivar este seguimiento (no se lo digáis, pero sólo hay que activar el sistema de ahorro de batería).

Algunas cuestiones técnicas

Aunque lo pinte bien, con diálogo y pacto, estas aplicaciones también han provocado situaciones tensas. Cuando se les acaba el tiempo y quieren seguir, se crean situaciones difíciles. Pero de eso se trata. De gestionarlas y sacar aprendizajes.

Ellos no lo tienen tan claro, así que han buscado manera de saltarse estos controles. Os comparto un par de las técnicas y sus soluciones.

  1. Usuario principal. Es necesario que el primer usuario que se instale en el teléfono android sea un usuario del padre o madre. El primero siempre es administrador. Si es su usuari, podrían crear otro usuario y dejarían de tener el control parental. Es mucho mejor que, una vez se ha instalado el usurio del padreo madre, se cree otro para el hijo/a. Este nuevo usuario no tiene permiso para crear otros nuevos. Así que no podrá cambiarlo.
  2. PIN inicial. Esto puede ser pesado, pero conviene que no sepan el PIN de la SIM, el que se pide al iniciar el teléfono. La mayoría de teléfonos tienen una opción para reiniciar en modo seguro. Sirve para que el móvil se reinicie y arranque solo con las aplicaciones que venían de serie, para detectar y corregir errores. Y claro, las de control parental no venían y no arrancan. Así que podría reiniciar en modo seguro y entrar en youtube o navegar por internet entera (aunque no tendría ni whatsapp, ni instagram, ni tik tok, etc.). Si no sabe el PIN, cuando lo reinicie os deberá pedir que le introduzcáis el PIN y podréis controlar si está o no en modo seguro.

Responsabilidades

A partir de ahí, no hay que prohibir demasiado desde la escuela. La familia puede ver si el móvil se utiliza cuando no toca y se pueden definir horarios de bloqueo. Si queremos dar el móvil al hijo/a para que al salir de la escuela tiene que ir a alguna parte y estamos más tranquilos si tiene móvil, bloqueamos el resto de horas. Si el centro lo permite en el patio y no en clase y no estamos de acuerdo, podemos configurar el horario de bloqueo del patio y listos. Así, las familias asumimos la responsabilidad y descargamos la escuela, que tiene mucho trabajo más que ir persiguiendo alumnos que utilizan el móvil cuando no toca.

Personalmente creo que el móvil es una gran herramienta y que podemos sacar mucho partido en la escuela. Pero también creo que un adolescente no puede tener un dispositivo de estas potencialidades sin ningún tipo de control. Por lo tanto, familias, dad el móvil a vuestros hijos cuando lo consideréis oportuno, pero controlad qué hacen con él y acompañarlos en el aprendizaje de usarlo responsablemente.

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