Herramientas para una evaluación formadora y formativa

Nick Youngson CC BY-SA 3.0 Alpha Stock Images

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Nick Youngson CC BY-SA 3.0 Alpha Stock Images

Muchas veces, cuando hablamos de herramientas para una evaluación formativa y/o formadora, ponemos en el mismo saco herramientas informáticas, estrategias y tareas de los alumnos. Como las tres cosas pueden contribuir a esta evaluación, es normal que suceda. Pero en este artículo quiero diferenciarlas y ver algunas alternativas para cada aspecto.

Será un artículo muy abierto esperando aportaciones de otros profesores que puedan complementar mi conocimiento limitado de herramientas.

Primero definimos muy rápidamente evaluación formativa y formadora. En todo el artículo me referiré a la evaluación, tal y como lo define Neus Sanmartí a Evaluar para aprender (2010), como medio para regular los aprendizajes, es decir, para identificar las dificultades y los errores y encontrar caminos para superarlos.

Citando la misma Neu, la evaluación formadora es aquella donde las decisiones las toma fundamentalmente la persona que aprende (el alumno en nuestro caso). La evaluación formativa es aquella donde las decisiones las toma fundamentalmente el profesorado.

Tareas de los alumnos

Empezamos por las tareas de los alumnos. Esta es quizá la parte más sencilla. ¿Qué tareas de los alumnos favorecen más la evaluación formadora? Rápidamente pensaremos en portafolios o en diarios de clase. Y, a partir de ahí, cualquier otra tarea donde el alumno tenga que realizar una reflexión sobre lo que está realizando y sobre lo que está aprendiendo.

Si el alumno debe detenerse para valorar lo que está aprendiendo, seguro que está realizando una evaluación formativa.

Pero, de hecho, la lista podría ser larguísima. Una redacción, una presentación oral, un vídeo sobre algún aspecto que se trabaja en el aula, también pueden convertirse en tareas que faciliten una evaluación por parte del propio estudiante y, por tanto, una evaluación formadora. Y, también, por qué no, tareas digitales. Una tarea de EDpuzzle, donde las preguntas inviten a la reflexión del aprendizaje también puede ir en el camino de la evaluación formadora.

Si las tareas las realiza el alumnado, esta realización siempre puede provocar una evaluación formativa, pero no formadora. Es el propio alumno que realiza la actividad y, antes de que la vea el profesor, es él quien debe tomar las decisiones para su mejora.

Estrategias

Una vez la tarea, sea la que sea, se ha iniciado, es cuando hay que buscar estrategias que puedan introducir la evaluación formativa. La estrategia más utilizada es la retroalimentación (el feed-back). Alguien (profesor, compañeros, familia, externos…) revisa la tarea y propone mejoras. Esta retroalimentación es, sin lugar a dudas, la estrategia más poderosa. ¿Qué se puede mejorar? Qué está muy bien y hay que seguir realizando igual?

Si en clase tuviéramos 10 alumnos, aquí terminaría la lista de estrategias. Podríamos dar retroalimentación constantemente. Mientras el alumno fuese desarrollando (o creando) alguna tarea, tendría propuestas de mejora propias, de los profesores y los compañeros que le ayudarían a avanzar. Pero la realidad es la que es y, con 30 alumnos en clase, esta retroalimentación es mucho menos presente.

Por lo tanto, aparecen otras estrategias que pueden ir bien. El uso de rúbricas, ya sean analíticas, de un solo punto o holísticas, puede favorecer esta evaluación formativa (y también formadora cuando el propio alumno hace la revisión). Ahora bien, utilizar una rúbrica para evaluar de manera formativa no es más que dar una retroalimentación de manera más ordenada y sistemática. El alumno tiene un referente claro de dónde debe llegar y de qué aspectos debe tener en cuenta y, por tanto, es más sencillo que él mismo detecte sus carencias (evaluación formadora) y también es más sencillo y rápido que el profesor y los compañeros le indiquen los aspectos a mejorar. Con esto no quiero quitar importancia a las rúbricas, pero sí quiero destacar que es la retroalimentación lo que facilita que el estudiante detecte puntos fuertes y débiles y mejore el aprendizaje.

Y aunque no es la intención del artículo, aprovecho para romper una lanza en favor de la reducción de ratios. Por sí sola está comprobado que es una medida con muy poco impacto en los resultados. Pero, reduciendo la ratio de alumnos por profesor, podemos hacer una retroalimentación mejor en calidad y en cantidad, que sí es una medida que tiene un alto impacto en los resultados de los alumnos.

Herramientas informáticas

Las herramientas informáticas que nos pueden ayudar en la evaluación formativa y formadora serán las que nos ayuden en cualquiera de los aspectos anteriores. Encontramos un montón de aplicaciones para el primer aspecto, las tareas de los alumnos. Desde Edpuzzle que ya he citado antes, pasando por Flipgrid, WeVideo, Powntoon o cualquiera de los cientos de aplicaciones que utilizamos con alumnos. Si tenemos claro que los alumnos deben reflexionar sobre las tareas que están realizando y como las están haciendo, prácticamente todas las aplicaciones pueden ser útiles.

Pero cuando entramos en el segundo aspecto, el de las estrategias, la cosa ya cambia y es más complicado.

Encontramos entornos virtual de aprendizaje (LMS) como Moodle o Classroom que nos permiten retroalimentación (normalmente a través de comentarios) con los alumnos. Para mí, en ambos casos (en uno más que en el otro), esta forma de dar retroalimentación aun queda lejos de ser rápida y ágil.

También encontramos documentos colaborativos donde podemos dejar comentarios a los alumnos (lástima que no se puedan dejar comentarios en los Sites de Google).

Las aplicaciones de seguimiento de alumnos (como Additio o Idoce) han incorporado las rúbricas, pero como herramienta calificadora. Flipgrid mismo también permite evaluar los vídeos que los alumnos cuelgan con una rúbrica. Pero se utilizan para calificar la tarea. En algún otro artículo ya he dicho que mejor calificar con rúbrica que sin, pero esto solo no es signo de evaluación formativa (y, menos, formadora).

Barriendo para casa, podríamos encontrar CoRubrics, que se puede utilizar como herramienta calificadora y basta. Pero que también permite usarla de manera repetida y sin utilizar notas numéricas para avanzar más en la línea de la evaluación formativa. Ya puestos, sigo barriendo. Hace poco presenté un pequeño script para utilizar rúbricas de un solo punto de manera ágil con los alumnos.

Y poco más. Creo que, en este aspecto, aún tenemos mucho camino por recorrer. Muchos centros han comenzado a desarrollar aplicaciones propias para poder mejorar esta retroacción. Pero son soluciones muy personalizadas, que en muchos casos han tenido que pagar desarrollo a medida y que no son públicas.

Conclusión

Si queremos avanzar realmente hacia la evaluación formativa, hay que buscar herramientas en los tres aspectos. Hay que repensar las tareas que los alumnos realizan, hay que mejorar las estrategias que utilizamos para que los alumnos detecten las mejoras a realizar y utilizar (tal vez crear) herramientas informáticas que nos faciliten todo este proceso.

 

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